Pintando las trincheras.

"Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra". José Martí

martes, 20 de marzo de 2012

Cuatropiernas

Jesús está en segundo grado y sus hermanos lo llaman “cuatropiernas”. Dos son bastones de metal y sostienen las otras dos, de carne y hueso.
Jesús “pegó onda” con la señorita María desde el primer día de clase, el 28 de febrero, dice su hermano mayor que está en séptimo aunque tiene catorce. “Y mirá que Jesús es más jodido que Schiavi cuando te barre con los tapones de punta, como en la propaganda”, dice el hermano que le sigue al mayor, que está en cuarto aunque tiene doce. Pero desde las ocho de la mañana de ese martes lluvioso Jesús supo que con María “iba a estar todo bien” dice la hermanita que está en quinto y tiene un año menos que el que está en cuarto.
La cosa es que Jesús dejó su costumbre de revolear los bastones de metal sobre la cabeza de sus compañeros a la segunda semana de empezar las clases. “Eso lo logró la señorita María” dice con una sonrisa la mamá de Jesús a las otras madres mientras deja a los cuatro chicos en la puerta de la escuela y se va rapidito a limpiar la primera casa del día.
..............................................................................................................................................................
El hombre está de rodillas. Tiene la frente apoyada sobre las manos. Sus labios murmuran un amén. Ahora levanta el rostro. Mira al frente. Sabe que Jesús lo espera unos metros adelante. Se pone de pie. Sale del banco y camina.
..................................................................................................................................................................
Jesús está contento. Nunca se divirtió tanto. Su mamá, la señorita María, sus hermanos, las otras madres y otros maestros andan repartiendo volantes por la calle, hablan con la gente y en cada corte de semáforo muestran una bandera que pintaron entre todos. Y él grita bien fuerte lo que gritan todos:”No al cierre de grados”. Y salta sobre sus “cuatropiernas” loco de alegría.
.................................................................................................................................................................
El hombre tiene la costumbre de caminar esos treinta metros rezando un Ave María. Se pone en la fila y disfruta el lento andar de la hilera. Entrecierra los ojos y toca apenas las yemas de sus dedos unas contra otras. Jesús lo espera unos pasos adelante. Y él va a su encuentro.
...............................................................................................................................................................
Jesús está acostumbrado a que sus hermanos puteen todo el día. Pero no entiende por qué lo hacen ahora. En medio de la fiesta de la calle. Cuando todos muestran la bandera. Y están las señoritas. Y está la suya, María, a la que ya le prometió que se va aportar bien todo el año. Bueno, algún bastonazo va a dar, “tampoco la pavada”, dice Jesús.
- Pero dejá de reírte, "cuatropiernas", parecés un tarado- le gritó su hermano, el que está en cuarto aunque tiene doce- ¿no te das cuenta el quilombo que se armó?
Jesús no entiende pero no le pregunta nada a su hermano que tiene doce pero está en cuarto porque si no éste le empieza a pegar en la cabeza con la mano cerrada.
Entonces le pregunta a su hermana de once que está en quinto.
Y ella le cuenta. Y Jesús se queda quieto, con los bastones clavados en las baldosas.
...................................................................................................................................................................
El hombre ya llega como todos los días al encuentro. Como en los viejos tiempos se arrodilla. Y termina de recitar el Ave María. Nada de tomar la hostia con la mano. Como en los viejos tiempos la recibe de manos del sacerdote. Abre la boca para que Jesús entre en él.
.................................................................................................................................................................
Jesús abre la boca y el alarido hace que todos se den vuelta, las madres, las maestras, la gente que pasa por la calle. Jesús le pega con violencia dos muletazos a su hermana que se dobla del dolor. Se lo tiene merecido. ¿Cómo le va a decir que la señorita María no va a ser su maestra de todo el año? ¿Cómo va a decir eso “esa conchuda de mierda”? le está gritando Jesús a su hermana que llora tirada en el piso, mientras la señorita María y la madre de Jesús tratan de contenerlo. Pero Jesús, que desde los tres años aprendió a revolear muletas les da “para que tengan”, como dice su hermano que tiene catorce pero está en séptimo.
................................................................................................................................................................
- Podéis marcharos en paz- dijo el sacerdote porque los Legionarios de Cristo todavía utilizan las construcciones verbales como en los viejos tiempos.
Y el hombre se va con su paz. Se sienta en el asiento de atrás del chofer y le ordena que avance. Saca su Blackberry y mira la fecha. Ya la sabía pero la confirma. Es 30 de marzo del 2012. Le indica al conductor que pase por el Ministerio de Educación. Quiere supervisar personalmente que su subordinado termine correctamente el trabajo que le encomendó. Está tranquilo. Lleva a Jesús dentro de sí.
................................................................................................................................................................
Pero el hombre se equivoca, porque Jesús está en la sala de al lado de la Dirección de su escuela, abrazado por la señorita María.

No hay comentarios:

Publicar un comentario