Pintando las trincheras.

"Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra". José Martí

miércoles, 29 de agosto de 2012

Octavo round: El Videogate


 En el caso de los sumarios ordenados por el Ministro de Educaciòn de la Ciudad de Buenos Aires
1)      Se habla mucho de los seis docentes sancionados pero casi no se nombra al auxiliar que también fue sumariado y separado del cargo. En la fundamentación de la medida dice que se lo sanciona por permitir y ayudar a  colocar las sillas en el patio donde se llevó a cabo la parodia ¡¡¡¡¡!!!!!
2)      La reglamentación permite separar del cargo a un docente cuando el sumario se realiza por presunto abuso sexual o por presunto robo. En otro caso el docente sigue en su cargo mientras se instruye el sumario. En esta situaciòn se ha violado el derecho de los sumariados
3)      El Ministro al fundamentar hoy ante la justicia por la creación del 0800 buchón dijo que lo hacía para hacer cumplir el derecho constitucional de “peticionar ante las autoridades”. Dichas peticiones  solo son aceptadas por cualquier organismo gubernamental si son refrendadas con firma, aclaración y documento del peticionante y nunca se acepta una  en forma anónima y menos a través de una línea telefónica. La  Justicia es el único poder que puede recibir una denuncia anónima de alguien que quiera proteger su identidad.
4)      El video es de mala calidad por haber sido filmado con un teléfono del padre buchón. El audio a veces se pierde y está subtitulado y editado. En algunos pasajes se leen en el subtítulo algunas frases un poco fuertes en contenido pero que no pueden ser escuchadas en el audio con lo que podemos concluir  que han sido inventadas por el editor.
5)      ¿El Videogate será para el Ministro lo que fue el Watergate para Nixon?

Viernes 31 de agosto, paro y movilización.
Algún día, será justicia. ¿Será ahora?

viernes, 24 de agosto de 2012

Memorias de un maestro que se va: La puerta de salida

Ya puedo ver, allá en el fondo, la puerta de salida.
Dentro de pocos días firmaré lo que se llama la renuncia condicionada, y quedaré en una especie de limbo esperando los plazos legales para festejar mi jubileo.
Hace cuarenta años estaba dando mis primeras clases como residente.
No voy a decir que fue ayer, porque no fue ayer, pero sí fue anteayer.

Lo que me decidió a ser maestro fue reconocerme en ese estadio de la vida que es la infancia.
Ese pedazo de cemento fresco donde cualquier cosa que se apoye en él va a dejar su marca para siempre.
Ese tiempo, que como todas las etapas, aunque digamos que "tenemos un corazón de niño", termina y no vuelve más. Pero lo que se marcó nos acompañará en el resto de las etapas. La infancia es ese lapso de tiempo en que más por una cuestión de tamaño que por otra cosa tenemos que levantar la cabeza y mirar para arriba.

Y encontré en este trabajo de estar con los pibes con la excusa de darles clase, una tarea de rescate.
El rescate de lo que como seres humanos tenemos de esencial. En la infancia está en estado puro la maldad y la bondad que nos habita. Están los aromas que vamos a reconocer en otros pasajes de la vida. Están los sabores que volverán a nuestras papilas gustativas en algún recodo del camino. En la infancia quedarán selladas a fuego los buenostratos o los maltratos recibidos. Llevaremos de por vida estrofas de canciones o dichos de abuelas o tíos y tías, maestros, maestras, o programas de televisión. Y las repetiremos en algún momento repentinamente como si hubieran surgido de la nada.

No quise ser maestro para quedarme en mi infancia porque eso es imposible. No, quise estar presente en la infancia de esos chicos con los que compartimos tantas aulas y tantos patios. Quise influir ahí, ser parte de ese momento irrepetible, compartir sus asombrosos ojos mirando hacia el futuro, tomar muy en serio su forma de ver la vida a los ocho, diez, doce años.

La puerta de salida que me espera después de que los papeles trajinen los despachos correspondientes y vuelvan con sellos y firmas que digan que mi tiempo de maestro se ha cumplido, es solo la puerta del sistema.

Se que seguiré ligado a la infancia de muchísimos pibes porque cuanto más años me separan de ellos más siento que los entiendo, más siento que puedo decodificar sus intereses, sus miedos, sus alegrías, sus ganas de ser escuchados, entendidos, valorados.  Su necesidad imperiosa de que le pongan límites para que el cemento fresco no se desparrame por toda la calle.

Por suerte me jubilo del sistema. Por suerte seguiré estando en la vida de los chicos.






domingo, 19 de agosto de 2012

"Un call center que pagamos todos"


El Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires contrató “con la plata de todos los porteños” un call center que habilitó un 0800 para que se denuncie la presencia de agrupaciones políticas que realicen adoctrinamientos partidarios en las escuelas. 

Con el argumento de evitar que se usen fondos públicos  para hacer “política” en las escuelas el Ministerio incurre en lo mismo que denuncia, el mal uso de los fondos públicos al no utilizar los medios institucionales para realizar denuncias, entre las que no se encuentra la metodología del buchoneo  telefónico anónimo. 

El medio usado no permite al denunciado tomar conocimiento de la denuncia y por lo tanto no puede defenderse de la acusación ni saber quién es el que la promueve. Y el Ministerio se erige en un Tribunal que evaluará las denuncias a las que solo él tendrá acceso.

Al ignorar la vía jerárquica que debe llevar toda denuncia está poniéndose fuera de la legalidad, y como en los casos de los cierres de grado, se pone por encima de la normativa y se comporta como el dueño de una empresa y no como un administrador  de lo público por lo que debe rendir cuentas.

De todos modos el camino elegido para asegurar la “pureza ideológica” escolar  va en sintonía con el no hacerse cargo de nada e invita a los “vecinos”  a  hacer lo mismo: un susurro en el teléfono y que tiemblen los docentes.

Además insiste con el objetivo de enfrentar a padres y maestros, ya que no desconoce el Ministerio cómo tuvo que recortar la poda de grados que hizo a principios de año cuando padres y maestros le mostraron que no era tan fácil llevarse puesta a la educación pública.

La solidaridad es una palabra  que no está en el manual que les baja Durán Barba a la gente del pro y  sería imposible ver a los muchachos de remera amarilla con  un tarro de pintura y una brocha gorda en la mano  pintando las paredes de una escuela.  Lo suyo es no debatir, no gestionar, no gobernar, no hacerse cargo. Y si alguien hace algo por la comunidad, ahí sí, buchonearlo.

sábado, 4 de agosto de 2012

Sexto Round: Yo me comí un Lanata

Yo me comí un Lanata.
Yo lo leía, lo escuchaba, lo miraba por la tele.
No le prestè atención al hecho de que casi todos los que trabajaban con él terminaban en malos tèrminos.
Lanata era el número uno para mí. Me tragué que siempre era el perseguido, al que le interferían la transmisión, al que lo censuraban.
 No le prestè atención cuando creó el diario crítica, le fue mal y dejó a todos los trabajadores en banda.
Yo lo escuchaba y me admiraba con su labia incomparable, su agudeza para preguntar, su valentía por estar en la vereda de enfrente del poder político.
Yo me fasciné cuando hizo aquel gráfico maravilloso donde mostraba como el grupo Clarín era un pulpo que dominaba el setenta y cinco por ciento de los medios de comunicación.
No le prestè atención cuando ninguneaba a sus compañeros de programa estando al aire, los interrumpía y quedaba siempre como el más grande, el mejor. Porque para mí lo era.
Yo me comí un Lanata.
Y ahora no lo voy a criticar porque se puso en contra del gobierno al cual yo adhiero.
No lo voy a criticar porque se pasó al bando que él siempre denunció.
No lo voy a criticar porque dijo que está podrido de que se hable de derechos humanos cuando en otra época hizo de ese tema una bandera
Lo quiero noquear en este sexto round por la bajeza que tuvo al armar las operación contra Victor Hugo. Porque ahí Lanata se sacó la careta. Es simplemente un ególatra que tiene que estar en el centro de la atención y en lo más alto del podio. Y se muere de envidia porque para muchos Victor Hugo está en un lugar de privilegio. Y lo atacó con una mentira vil. Querer hacer ver a un Victor Hugo afín a la dictadura militar uruguaya cuando el relator del "barrilete cósmico" se tuvo que ir de Uruguay y cruzar el charco porque no tenía quien le diera trabajo por estar en contra de la dictadura.
Yo me comí un Lanata. Y me cayó pesado. Por suerte en estos días lo pude vomitar. Y me siento más aliviado.