Pintando las trincheras.

"Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra". José Martí

domingo, 13 de junio de 2010

Pedagogía de Trinchera: "¿Dónde se nos perdió el poncho?" (1)

La pedagogía de trinchera es la que se ejecuta en la unidad escolar (hay quienes la consideran arte y otros ciencia) y no la que se escribe detrás de un escritorio por más títulos y experiencias que postulen sus escribientes.
Nace de la acción, pasa por la reflexión y se nutre de los escritos de profesionales con los que uno logra regar la evaluación. Y ahí se elabora la teoría que volverá a conectarnos con la acción.
Nuestro sistema educativo empieza al revés. Bajan una currícula que han sacado de libros y estudios alrededor de una mesa, o lo que es peor, en la soledad con la computadora, sin estar convalidados en la trinchera. Es el caso de este diseño que tenemos en primaria, un bonito compendio de palabras y oraciones bien hilvanadas (demasiado largas para mi gusto) pero que no tiene correlación con lo que se respira y transpira en el aula.
La cosa es así: el que pasó más de tres años fuera de la trinchera no puede tener la mínima noción de lo que ocurre aquí dentro. Y lamentablemente son los que toman las decisiones.

Así que vamos con nuestros pensadores que sacan sus nociones del laburo cuerpo a cuerpo.
La expresión del profesor Mariano Angel Temelini que figura en el título de esta entrega remite a encontrarnos con la realidad de que los chicos llegan al final del ciclo primario sin haber aprehendido los recursos básicos para manejar el conocimiento y la aplicación de esos conocimientos.
No está en entredicho el esfuerzo y el empeño de muchos docentes en brindarles a sus alumnos la mejor bajada de los contenidos curriculares.
Pero lo cierto es que los alumnos llegan al final de su primaria con serias dificultades para leer en voz alta, comprender lo leído, compenetrarse en la lectura silenciosa, resolver situaciones problemáticas, sintetizar, analizar, redactar con coherencia, expresarse oralmente, reconocer el significado de un vocabulario de uso, operar con los números, tener nociones básicas de cada una de las disciplinas que abordan a lo largo de los años, y siguen las firmas.
Conclusión: ¿Dónde se nos perdió el poncho?
¿En la articulación entre grado y grado?
¿En el pasaje de un ciclo al otro?
¿En la variedad de los modos de encarar cada enseñanza sin coordinación pedagógica?
¿En no entender el cambio de paradigma que significan los recursos tecnológicos?
¿El creer que nada de lo que hagamos va a cambiar la situación?
¿En el maltrato salarial, la acumulación de trabajo y el desánimo?
¿En el retiro de los padres o tutores de su función de primeros educadores?
¿En el descreimiento de los pibes de que lo que le dan en la escuela sirve para algo?
¿En nuestro propio descreimiento?
¿ En el derrumbe de la figura docente frente a la consideración de la sociedad?
¿ En el derrumbe de esa consideración frente a nosotros mismos como agentes de cambio?
¿En el apuro por terminar el programa?

¿ En el miedo que nos paraliza cuando los padres nos agreden, los chicos nos enfrentan, las máximas atoridades nos desautorizan y nos damos finalmente cuenta que estamos solos en la trinchera? Solos incluso rodeados de otros solos.

¿En la falta de espacios de reflexión para coordinar acciones conjuntas?
¿En la actitud individualista que tenemos los maestros (cada uno con su librito)?
¿En el lugar que empezaron a ocupar los medios masivos de comunicación como agentes deseducadores?
¿En todo eso junto?
¿En otra cosa no nombrada?

Algo hay cierto, se nos perdió el poncho. Y hay que encontrarlo. Seguro que no está en un grado en especial. Seguro que se deshilachó en el camino. Pero, en esto entran todas las escuelas de gestión privada y pública, los pibes llegan a séptimo grado con grandes agujeros en las prácticas del conocimiento. Sin hambre de aprehender. Sin alegría de saber.
Séptimo grado: diploma, medalla y beso. ¿Y el poncho?
Cada quince días trataremos de desarrollar lo que se entiende por “pedagogía de trinchera”
Se aceptan participaciones.
(¡)“Poncho”. Serie de acciones coordinadas que van cubriendo grado tras grado el crecimiento en la capacidad de razonamiento, expresión y valoración hacia el aprehendizaje que le permita al alumno/a discriminar y elegir su propio camino, su propia forma de vivir. Si año a año no se teje ese poncho los pibes tendrán frío intelectual y quedarán desnudos a merced de ser violados en su esperanza de futuro por los depredadores de la inteligencia y de la sensibilidad, quienes, no tengan dudas, abundan en la calle, en los medios de comunicación, en los hogares y en la propia escuela

2 comentarios:

  1. ¿Donde se ha perdido? en un cúmulo de cosas que nombra Mariano, en la desigualdad entre una escuela y otra, en la sociedad, en el compromiso, en la falta de vocación(y perdonen pero no puedo dejar de pasarlo por alto), en los salarios, en el mirar para otro lado, busquemos ese poncho y abriguémonos todos con él, MAESTROS SE NECESITAN¡¡¡¡¡

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  2. ¡Qué bueno para trabajar con los docentes en una jornada de reflexión!
    La sola pregunta "¿Dónde se nos perdió el poncho?" (con todo lo que su significado implica)puede generar un trabajo mucho más productivo que el análisis tedioso de largas listas de contenidos programáticos cuya "bajada" cada vez cuesta más por múltiples razones que nos exceden...
    Gracias!!!

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