En las elecciones porteñas de julio se juega el futuro de todo lo que sea público y dentro de ello la escuela pùblica.
A pesar de los desaciertos de gobiernos anteriores, de los aciertos de esta gestiòn (sí aciertos porque eso se propusieron, acabar con el estado y su deber de garantizar el acceso a la salud y la educación de todos los porteños y los que deseen usar sus servivios aunque no vivan en la ciudad.)
En las elecciones de julio no solo compiten dos modelos. Hay una màquina de destruir todo lo que sea servivio pùblico versus un intento de gestionar desde un estado que interviene y regula.
El triunfo de Macri confirmaría que la ciudadanía de Buenos Aires prefiere que la ciudad sea para pocos.
Por eso es la hora de Filmus. Un educador, el mismo que muchos docentes no votaron hace cuatro años porque prefirieron a un "empresario exitoso" que iba a gestionar desde la eficiencia.
Si alguien no ve todo lo que ha destruido la gestión pro es porque no quiere ver o está de acuerdo con privilegiar lo privado sobre lo comunitario, los intereses particulares de algunos por sobre la igualdad de oportunidades para todos.
En julio no solo se juega el cambio o no de un Jefe de Gobierno, sino puede confirmarse la tendencia destructiva de la actual gestión ( vìa libre para la construcción indiscriminada, negocios con los terrenos pùblicos, abandono total de la educaciòn y la salud pùblica y sigue la lista) . Si a Macri lo confirman los votos va a duplicar sus acciones : los pobres sacados en camiones de la ciudad y los ricos aumentando sus privilegios).
Tambièn puede suceder lo contrario. La recuperación ( aunque dificultosa) de todo lo que ya ha sido destruido y la llegada a la Jefatura de gobierno de mucha gente que está identificada con el proyecto nacional y popular. Muchos le tienen miedo a estas cuatro palabras. Y es simplemente la lìnea de Moreno, Belgrano, San Martín, Castelli que tanto festejamos en los actos.
Ahora sí , Filmus. O el caos. Así de dramático.
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