Pintando las trincheras.

"Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra". José Martí

lunes, 9 de julio de 2012

Titirimaestro

Primero la tiza, después la fibra  indeleble y ahora la pantalla digital.
Pero siempre la misma relación :alumna/o - maestra/o.
Yo usé muchas veces otro intermediario para hacer crecer esa relación: el títere.
El muñeco escribía en un espacio que no era plano ni cibernético.
Se movía en el extremo de mi mano y se nutría de las risas y las sonrisas de los chicos.
El títere acortaba la distancia entre la piba, el pibe y yo. Nos fundía en una misma edad sin tiempo.
Ninguno de los dos perdía su rol. Pero se creaba una comunión de juego y aprehendizaje.
Hubo un año que un títere llamado Galera enseñó en mi aula la regla del tres. Cantaba imitando  a María Elena Walsh :" Vamos a ver como es... la directa regla del tres".
Muchas cosas cambiaron y se actualizaron en estos casi cuarenta años que tengo de guardapolvo blanco.
Pero el títere siguió siendo títere. Y la misma relación de aquellos pibes del setenta la tengo con los de este siglo XXI cuando el títere se comunica con ellos. Es que la ternura, la belleza, la maravilla y la simpleza puede estar contenida en una voz distorsionada que parece que sale de una boca formada tan solo por una media con  dos ojos asombrados contruidos con  pelotitas de tergopol y  botones.
Ahora escribo esto en mi casa mientras me miran una tortuga y un burro que me están pidiendo en silencio que les de vida con mi mano y con mi voz.
Ser titirimaestro fue una de las cosas que más me gustó hacer en el ejercicio de mi profesión docente.

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