Pintando las trincheras.

"Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra". José Martí

sábado, 15 de junio de 2013

El preguntazo

Si no hacemos la revolución de las preguntas nos van a tapar con las respuestas.
Todos tenemos respuestas.
Pero los únicos que tienen preguntas son los chicos y los locos. Y fastidian.

Ayer el peluquero me dijo  mientras me rebajaba la patilla: “A la piba la mató el padrastro”. Y al rato, mientras su vista iba y venía desde mi nuca al televisor agregó: “El freno no andaba, ponele la firma”. Tenía todas las respuestas. Y Contundencia.
En la sala de espera de cualquier lugar, en el taxi, en la puerta de la escuela, en una fiesta familiar, en la reunión de consorcio de la entrada del edificio, todos tenemos la respuesta, la justa. Y si alguien se anima a una pregunta le respondemos antes que ponga el signo de interrogación. Y como todos estamos firmemente agarrados a nuestra respuesta se arman las discusiones y las peleas. Porque mi respuesta es la verdadera, no hay otra.
La televisión  es la gran constructora de respuestas. Programas llenos de panelistas que afirman, aseguran y confirman categóricamente aseveraciones de interrogantes que nunca se han formulado. Pero la actitud y la firmeza de su voz no dejan margen de duda. Es así.

 “Nadie se encierra en una depresión por exceso de preguntas, sino por exceso de respuestas.” (Hernán Casciari) Las preguntas abren posibilidades, te permiten dudar, averiguar,  dan más de una opción. El aluvión de respuestas te encierra, te abruma, te limita, te cierra nuevos caminos, te oprime el pecho, no hay nada más que buscar, se acabó.

“Toda  la cultura avanza por los interrogantes, cuando se llega a una respuesta se abren mil nuevas preguntas.” (Eduaro Aberbuj) Volvamos a la edad de los por qué. Hagamos el preguntazo.


1 comentario: